Crimen Pasional


Crimen Pasional.

El olor de la putrefacción se volvía cada vez mas fuerte, las moscas ya empezaban a buscar entre la carne podrida, el cadáver yacía en el lugar hace horas, ella también.
Su mente no percibía el paso del tiempo, sus ojos ya secos no sentían la necesidad de pestañear, su corazón había perdido la cuenta de sus pulsaciones, todavía latía, eso era seguro, pues cada latido era como la sentenciante campana de un reloj.
Todavía no creía lo que había echo...

Lucía era una chica como todas, tenia un grupo variado de amigas, iba al colegio, no sobresaltaba en ningún aspecto, se podría decir que era una chica adaptada. Hace 3 semanas había empezado a salir con un chico que asistía al mismo colegio pero un grado por encima de ella.
Era Diciembre, época de exámenes, todos en el instituto estaban alterados, Lucia y Maxi tenían poco tiempo para verse.
-Mañana tengo que rendir, y a la tarde tengo que estudiar también. No creo que pueda verte Lú.
-Esta bien, te entiendo es mejor que estudies, otro día nos vemos

Lunes por la mañana, el celular de Lucia empezó a vibrar en su mesita de luz, ella se había quedado desvelada pensando en su novio, no sabia bien porque, pero algo ponía a prueba su confianza y la hacia desconfiar de Maxi. Lucia no se levantaba, entre-dormida tiro un manotazo a fin de apagar la alarma del celular que sonaba insoportablemente, no tenia ganas de ir al colegio, por un mal calculo de movimientos el celular cayo al piso y se abrió en 2. Decidió levantarse, "Ya fue..." se estaba haciendo tarde y no había empezado muy bien su día.
Todo estuvo normal en el colegio, hasta que en el 1º de los recesos sus compañeras de curso y amigas tuvieron una disputa por un trabajo del colegio, como Lucia no había tenido un buen día, decidió hacerse a un lado del problema y siguió el resto del día sola.
Eran ya la 1:00 hs cuando el timbre de su escuela promulgo la libertad, el sol que había azotado durante toda la mañana era ahora opacado por unas oscuras y amenazadoras nubes que daban indicio de que una fuerte tormenta se aproximaría. Mientras salía del salón de clases pensó en llamarlo a Maxi, de hecho lo hizo, pero este no contestaba. No era algo fuera de lo común ya que él no le daba mucha importancia a eso, pero ella sintió algo dentro que le revolvió el estomago, además de no haber desayunado se sentía mal, pero no era por eso, era algo mas...

A 1 cuadra del colegio había un lugar donde reparaban celulares, Lucia no tenia ganas de ir a su casa, ya que temprano había discutido con su madre, entonces llevo su celular a arreglar. El costo del arreglo era altísimo, pero Lucia no dijo nada y siguió.
No sabia adonde ir, sus amigas se habían ido cada una por su lado, sus padres en casa no la esperaban de la mejor manera, Maxi...
"A esta hora tendría que estar entrando a rendir!"
Se volvió apresurada al colegio, un relámpago sentencio la caída del agua, no llevaba paraguas consigo, las calles se habían vuelta resbaladizas, el viento soplaba con gran intensidad, la gente andaba casi desesperada, al doblar a la esquina un auto que doblaba a gran velocidad casi impacta contra ella, quedó muy asustada, no llego a hacerle nada, pero por su expresión el conductor decidió bajar a ver como estaba.
Lucia estaba pálida, no reaccionaba a las palabras del hombre, éste se preguntaba si era para tanto, hasta que vio de los ojos de Lucia caer una pequeña lagrima.
Una lagrima que recorrió el contorno de sus mejillas hasta caer sobre la carta que sostenía en sus manos, la carta que se había quedado escribiendo la noche anterior.
Un instante se volvió una eternidad para ella.

Ahí estaba Maxi, estaba ingresando al colegio en el mismo momento en que Lucia doblo la esquina, venia con una chica, se despidió de ella con un apasionado beso y entró. La chica se dio vuelta y partió también, era Tamara.

Lucia y Tamara habían entrado en el mismo año en el colegio, se sentaron juntas el primer día en que concurrieron a 2º grado y desde ese momento no se separaron.

Fue cuando Tamara se volvía en dirección donde estaba Lucia cuando la vio, no sabía que ésta los había visto.
Al ver a Lucia en los brazos del conductor se acercó corriendo.
-"Lucia! Que te paso? Estas blanca!, Que paso?"

Lucia Miro a los ojos de su amiga, tenia una mirada tan dulce y llena de compasión, resultaba imposible para ella el pensar que había echo tal cosa, pero sus ojos no la engañaban, los había visto.
-"Nada, me bajo la presión. Estoy bien."

Se levanto y se retiro en silencio sin darle tiempo a nada a su compañera. Tamara se preguntaba si acaso ésta había visto lo de recién.
La tormenta parecía caer enfocando toda su furia sobre ella, llego a casa, pasó directamente a su habitación, sus cabellos mojados tapaban su rostro, su mirada perdida, todavía no lo creía. Se sentó en su cama. Permaneció un momento allí, en silencio, el único sonido que se podía percibir en esa desolada habitación era el de las gotas rompiéndose al caer lentamente sobre el suelo. No había pensamientos en su cabeza, no había sentimientos en su corazón, solo su gran pupila dilatada reflejaba el extremo estado de angustia de Lucia. Tomó una toalla y bajo a bañarse, en el living estaba su madre con el teléfono en la mano. Algo había pasado.
-"Tu papá, está internado."
Lucia no dijo nada, se dirigió al baño, desvistió sus ropas y se sumergió en la bañadera.
De a poco empezó a sentir el agua helada, empezó a sentir sus pulsaciones cada vez más fuertes, su mente empezó a trabajar al máximo. Eran demasiadas cosas, ¿Era esto posible?¿Era real?
Hasta ayer todo estaba bien, es imposible! Cómo pudo hacerme esto?! Me dijo que me amaba! que nunca me iba a traicionar! Y ella! Era como una hermana! Cómo pudo ser capaz?
Oh no, padre, a pesar de que nunca te sentí como tal, no puedo evitarlo, no quiero que mueras! XQE TIENE QE PASARME ESTO A MI?!

La situación la superó, de pronto el agua helada empezó a hervir, era como si su propia sangre lo provocara, sus pupilas dilatadas estaban ahora opacadas por los derrames que se formaban a su alrededor, su corazón latía con fuerza, sentía la sangre caliente fluir por cada vaso sanguíneo. Tomo la Gillette de su padre. La coloco sobre su muñeca izquierda, y rasgo sus venas.

Había pasado mas de 1 hora, cuando la madre asustada al ver que Lucia no contestaba a su llamado y ya había pasado demasiado tiempo, decidió entrar a la fuerza.
Su corazón dio un salto a ver semejante escena.
Ahí estaba Lucia desmayada, en un baño de sangre.

-"Soy su novio, necesito verla!"
Lucia despertó de un largo sueño, estaba acostada, con vendas en sus muñecas, estaba en un hospital. Giro la cabeza y estaba Maxi
"Como vas a hacer algo así?"-Dijo éste con lágrimas en los ojos.
Ella no sabia como decirle que lo había visto engañándola con su mejor amiga.
-"Por mi viejo..."

Ya había pasado 1 semana desde aquél episodio, y otra vez Lucia se encontraba en el hospital. Pero esta vez no era por ella.
Su padre, le habían descubierto mas de un tumor en el cerebro, problemas en la médula, y necesitaba un transplante. Era imposible, le quedaban días, sino horas de vida.
Su madre pasó la noche en el hospital, mientras que Lucia se dirigió a su casa.
Otra vez la lluvia golpeaba el techo de su habitación, fuertes vientos intentaban abrir su ventana, truenos intentaban asustarla, pero nada la perturbaba. Ahí estaba Lucia, en la soledad de su habitación, sola, con 3 fotos, su padre Carlos, Maxi y Tamara.
Sonó el teléfono, era su madre.
-"Lucia, él no pudo pasar la noche. Estoy segura de que ahora está mejor."
Lucia corto sin decir nada. Las 3 fotografías que sostenía en sus manos, dejó caer la de su padre.
Abrió el cajón de su mesita de luz, saco un cigarrillo de marihuana, raspó un fósforo, y lo encendió.
Todavía ardía la llama, cuando acerco al fuego las dos fotos restantes, dejo que las cenizas se consumieran en sus manos.

Salió de su casa dando un portazo, la lluvia estaba mas fuerte aun, corrió. Corrió bajo el agua, corrió entre los coches, corrió sin pensarlo, corrió y llegó.

El jardín de la casa de Tamara se encontraba inundado de barro consecuencia de la tormenta. Llamó a su puerta.
-"Lú! Que paso? Estas empapada, veni pasa."
No dijo ni una palabra. Subieron a la habitación de su amiga.

Salió de la casa de Tamara, tomó un colectivo. Iba a la casa de Maxi. Mientras viajaba le mando un mensaje desde su celular.
-“Estoy llegando a tu casa, necesito hablar con vos”
La lluvia seguía golpeando con intensidad las ventanillas del colectivo, iba casi vacío.
De golpe miles de imágenes se le vinieron a la cabeza. Que iba a hacer ahora? Que le iba a decir? Un nuevo sentimiento invadió su corazón, era tristeza, sentía que todo lo que había vivido había sido en vano, estaba echando todo a perder.
-“Voy a ser una reconocida científica. Iba”-Pensó para sus adentros.
Pensó en su familia, en lo que quedaba de ella, su madre… a pesar de todo, siempre había sido la mejor con ella, extrañaba la relación que tenían cuando ella era pequeña, solo eran ella, su padre y su madre. Ese era todo su mundo. Llegada la adolescencia se alejo de ellos, tenia amigos en el colegio, tenia deberes, responsabilidades, tenia a Maxi. La incertidumbre, debería seguir adelante? O dejar que todo se valla a la mierd*? Podría de una vez por todas cortar con todo este sufrimiento, podría terminar con todo este dolor, estos sentimientos nuevos, esta locura.
Faltaban aun varias cuadras para llegar, se bajo del colectivo, camino hasta la casa de Maxi, y allá estaba, esperándola con un paraguas en la esquina, bajo la lluvia, enfrentando el viento y el frío, por ella.
-“No podemos ir a mi casa”
-¿Por?
-“Discutí con mis viejos, no querían que salga con el tiempo así…Mas bien fue un …”
-Vamos a mi casa.

El había dejado todo por ella, había discutido con sus padres, los había contradicho, justo el! Un chico tan correcto para/con sus padres, estaba ahí, para ella.
Se sintió débil, sintió que ya nada importaba, solamente el y ella, era lo único que deseaba. Llegaron a su casa, subieron a su habitación. Su madre no estaba.

-Te amo.

Sus brazos la sujetaron fuerte, sus labios tocaron los suyos, acariciaba su pelo, sus corazones estaban conectados, después de tanto tiempo…sintió que se amaban, ya no escuchaba la lluvia, ya hacia caso omiso a las luces relampagueantes que parecían atravesar el oscuro cielo, no hacia caso a…
-Esperá. Tengo que decírtelo.
-Que pasa mi amor?
Su voz se debilito. –Los vi.
-Amor…perdoname, soy un estúpido, te juro que-
-No importa Maxi, no importa ya- Dijo con una sonrisa un tanto extraña.
-Estas segura mi vida?
-Si. Tamara no nos va a molestar más. A nadie más. Esta muerta.

El sonido de las agujas del reloj parecían cortar el aire, los truenos pararon, ahora un fuerte viento sacudía las ventanas, una gran nube tapaba el esplendor lumínico que la Luna dirigía hacia la habitación en la que se encontraban.

Maxi se levanto, levanto su mano. Un fuerte cachetazo. Sus ojos lagrimeaban, su boca temblaba, al igual que su voz.
-Cómo pudiste?!
-Necesito mostrarte algo.

La sonrisa de Lucia no se borraba de su lúgubre rostro. Entraron a otra habitación, Maxi no la conocía, estaba en estado de shock, no sabia que estaba haciendo Lucia, no sabia quien era Lucia!
Una puerta se cerro tras el. Cuando levanto la mirada estaba Lucia, sostenía unas largas cadenas.
La tormenta parecía derribar la casa, el viento parecía querer entrar a esa habitación, una sola luz se colaba por una pequeña ventana en ese sombrío ático.

-Me fallaste Maxi. No te lo puedo perdonar. Y tampoco me lo puedo perdonar.

No había nada que Maxi pudiese hacer, sus brazos y piernas se encontraban ahora encadenados a la pared, su boca se encontraba tapada por un sucio trapo. Transpiraba, sus ojos parecían salirse de sus cavidades, estaba desesperado.
Logro soltarse la venda que lo acallaba.
El cuchillo que sostenía Lucia en sus manos atravesó su cuerpo. Todavía seguía vivo, ya la sangre se escurría por el piso. Lo hizo otra vez, esta vez ya Maxi no reaccionaba. Lo hizo otra vez, la tormenta había cesado, el viento ya no soplaba, la Luna estaba al descubierto, todo estaba en un estado de tranquilidad absoluto, ya no se oían los gritos desesperados de Maxi, ya no sentía odio, no sentía amor.

El reloj, como siempre, era el único que aun seguía su curso.
Pasaron horas, ahí estaba Lucia, frente al cadáver del que había sido el amor de su vida. Ahí estaba Lucia, esperando.
El viejo reloj de madera se paró. Lucia levanto la mirada, y una lágrima era atravesada por el cuchillo dirigido a sus sucias entrañas.

Los forenses clasificaron el hecho como un “Crimen Pasional”, es irónico. Las perturbaciones de una mente, las locuras de una chica, el mundo de varias personas había cambiado, Tamara estaba muerta, su familia lloraba, Maximiliano se pudría dentro de un cajón, al lado de Lucia, sus padres, sus madres, sus vidas nunca volverían a ser como antes. Y es clasificado como un simple “Crimen Pasional”.

David Salcedo.


Escrito por: Davvi (2010-07-20)


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Buena narración, aunque por ahí vi algunas faltas, (muy pocas), por sobre ello, la narración es genial, sin trabas ni percances que debilites el texto. un gusto leer.





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