cuarto 12 capitulo 6: el loco (segunda parte)


Siguió caminando, el baño era muy grande, preguntaba esta ves sin meter la cabeza en las cortinas de baño, no quería volver a ver como le limpiaban la mierda de encima a los loquitos, ni mucho menos como le curaban heridas putrefactas.
Gerald se quedó parado un rato, estaba algo frustrado, pensaba que lo único posible era regresar mas tarde a la “celda” del paciente del cuarto 66. Se dispuso a salir del área de aseo cuando de repente alguien lo llama.
— ¿busca a alguien por aquí, doctor? — era Laura, la enfermera del 5to piso, estaba ahí con unas toallas en la mano.
Gerald se giró y le contestó.
— he, si, estoy buscando a un paciente mío, pero no lo encuentro, es el paciente del cuarto 66 de este piso, no tiene nombre.
— mmm… Laura miró alrededor, como buscando algo.
— creo que será mejor que regrese mas tarde, cuando terminen de asearlo.
— Allá, creo que lo deben estar aseando allá — Laura señaló a uno de los cuartos de baño que estaban cerca.
— ¿estas segura? —pregunta Gerald.
— si, creo que es ese, no estoy segura, pero vamos a preguntar.
Laura y Gerald se acercan al cubículo, ella abre la cortina plástica.
— si, el es. — dijo.
Gerald quedó impresionado ante lo que veían sus ojos, era un hombre joven, de unos 25 años. Gerald se había imaginado a un hombre mayor. El joven estaba colgado atado con unas correas, desnudo mientras las enfermeras lo asean, la mirada del joven estaba perdida, sin duda había sido dopado, en su cuerpo se notaban muchas marcas de heridas, al igual que en su cara habían bastantes cicatrices.
— lo imaginaba algo mas adulto, este hombre no pasa de 25 o 26 años. — dice Gerald.
— no pueden estar aquí mientras aseamos al paciente. — dice una de las enfermera que lo estaban limpiando.
— tranquilas, el es el doctor que lo atenderá de ahora en adelante. — dice Laura.
—no hay problema, solo quería ver al paciente, pero así dopado no tiene mucho sentido, regresare mañana para comenzar a trabajar con el — dice Gerald cerrando la cortina —, gracias, Laura — le agradece a la enfermera.
— de nada doctor, estoy para ayudarlo. — la enfermera se retira.
Gerald se quedo parado fuera del baño, estaba sin duda sorprendido, se quedó ahí unos minutos.
Un rato más tarde Gerald estaba buscando al último paciente que no estaba en el 5to piso, el paciente Mariano Ordoñez. Este paciente debería estar en el segundo piso, pero no estaba ahí.
Según lo que el doctor aguilera había apuntado acerca de el, decía;
El señor mariano Ordoñez presenta síntomas leves de paranoia, y posible psicosis. el tratamiento que se le esta dando a través de pastillas funciona bien, cada ves es mas controlable; el paciente no es agresivo mientras este con sus medicamentos, es funcional, capaz de hacer cualquier trabajo.
Los medicamentos deben serle dados todos los días, cada6 horas, estos lo mantendrán calmado, las dosis son fuertes, pero mientras el tratamiento avance se irán reduciendo, aunque prácticamente los tendrá que consumir durante muchos tiempo después de que abandone el hospital.
El paciente no puede abandonar el hospital sin la autorización de un familiar que se responsabilice de el y de su tratamiento.
Gerald pensó que quizás el paciente ya dejo el tratamiento, pero no estaba seguro, entonces decidió preguntar en recepción en donde estaba dicho paciente.
En recepción le informaron que el paciente Mariano Ordoñez había abandonado el hospital, que su esposa había autorizado su salida.
Gerald entregó entonces el historial ya que no lo utilizaría, simplemente debía ser archivado en caso el paciente regresara en algún momento. Esto reduce a solo 9 los pacientes internos que el doctor Domínguez tratará a partir de ahora.
A la mañana siguiente muy temprano Gerald regresa al hospital, en la recepción le entregan una llave electrónica que le da acceso a algunas salas especiales del hospital.
Se dirige a su consultorio ordena algunas hojas, y unos documentos, termina de arreglar el consultorio a su gusto y a las 7:30am en punto comienza a trabajar.
La primeras horas las dedico a los pacientes del piso, comenzando por Rubí, una paciente de unos 18 años con un trastorno depresivo, fue internada obligada por su madrastra la cual evito que esta se suicidara, fue su primer intento de suicidio, ella es consiente que tiene un problema pero cree que no debería estar ahí, es dócil, habla, pero tiene momentos en los que se deprime leve y gravemente.
Mas tarde se dedico a tratar a jeremía, un paciente con trastorno de estrés post traumático, un trastorno de ansiedad que evolucionó y le provocó una grabe agorafobia.
Este paciente se niega a salir de su habitación, solo se queda ahí, es tratable, hasta que comienza a ponerse ansioso, sobretodo cuando se le habla del tema de salir, solo se le traslada dopándolo. Según su historial el paciente sufrió de un asalto a mano armada cuando paseaba con su hijo el cual salió herido, esto hizo que jeremía desde ese día se internara en su habitación, temeroso, incapaz de salir. El problema se agravó cuando tampoco quería que sus familiares, su esposa e hijo salieran a la calle, quería tenerlos encerrados en casa, fue ahí cuando una crisis hizo que los atara para evitar que salgan.
Después se encargó de tratar a Cintia una adolescente de 15 años con un Trastorno somato forme, un trastorno que le provocaba alucinaciones respecto a su propio aspecto, mejor dicho un Trastorno dismórfico corporal, el mas mínimo defecto en su cuerpo esta paciente lo exageraba, tal como una pequeña cicatriz en la frente, el acné que la estaba atacando por la edad, ella se veía como un monstruo, mostraba principalmente preocupación y desagrado por su cara manos y pies, aunque era una chica preciosa con unos pies y manos bastante bonitos.
El cuarto paciente del día fue Carlos un paciente con un trastorno de despersonalización, el paciente sufría de una total falta de conexión con la realidad, vivía como dentro de una película, esto puede tratarse por un trauma en la infancia ya que también se entiende este trastorno como una defensa de subconsciente ante algún temor. El doctor Gerald ya ha tratado esto antes, esta vez hará lo mismo intentara con este paciente una terapia cognitiva- conductual cancelando temporalmente el tratamiento psicotrópico.
Más tarde ese día en la cafetería del hospital.
Gerald estaba almorzando algo rápido mientras estudiaba unos informes de algunos pacientes que aun le faltaba ver hoy. La enfermera Laura se acerca a el y lo saluda.
— hola, doctor, ¿como le ido en su segundo día? — saluda.
— Hola, Laura — levanta la mirada. — ¿como estas? —pregunta dejando sus documentos a un lado.
— bien, con mucho trabajo, veo que usted también.
—si, pero siéntate, ¿ya almorzaste? —pregunta.
— bueno, no, me disponía a hacerlo, ¿no le molesta que me siente a su lado? —pregunta.
— claro que no, ¿por que me molestaría? —pregunta Gerald.
— Bueno —, se sienta en la misma meza con Gerald — el doctor aguilera era bastante lejano con nosotras las enfermeras, no permitía ciertas confianzas.
— mmm… ¿era algo prepotente? —pregunta Gerald, cogiendo los historiales.
— pues si, se podría decir que si, bueno, la mayoría de doctores aquí son así.
— ¿ah si? — Gerald sonríe.
— pero tu no te ves prepotente, digo, usted no se ve…
— por dios, tutéame, Laura, ¿cuantos años tienes? Quizás 25, yo tengo 29, son 4 años de diferencia nada mas, me haces sentir viejo.
— hay no podría doctor.
— bueno, en el trabajo puedes llamarme doctor Gerald, pero aquí en la cafetería solo somos 2 personas normales, aunque este leyendo unos expedientes.
— ok, Gerald, ¿y como te esta yendo en tu segundo día? —pregunta Laura.
— pues me esta yendo bien, ya he conocido personalmente a los pacientes y creo que podre ayudarlos, algunos casos son mas graves que otros, pero todos están aun en un nivel controlable, parece que el prepotente doctor aguilera hacia un buen trabajo.
— bueno eso si es cierto — dice mientras llama al mozo que atendía en la cafetería — el era un buen doctor, por eso lo contrataron en el extranjero.
— si, lo se, quizás algún día también me llamen a mi, ¿no crees?
— Es muy probable — se acerca a ella el mozo — si, me da lo de siempre, ¿si? — dice, el mozo asienta con la cabeza y se retira. — ¿y en que hospital trabajabas anteriormente? —pregunta a Gerald.
— Estaba en un hospital fuera de la ciudad, no era ni la mitad de este, — contesta mientras veía los papeles que traía.
— se te enfriara tu almuerzo. — dice Laura mirando el plato de comida que había a un lado de la meza.
— oh, es verdad, —sonríe— es que esto esta muy interesante, la paciente de la habitación 16 de mi piso presenta un Trastorno disociativo muy interesante, uno que no habia tratando jamás, trastorno de personalidad múltiple.
— si, esa paciente me da miedo.
— ¿la has visto? —pregunta Gerald.
— si, la he visto algunas veces, antes yo era la que le daba sus medicinas.
— es uno de los trastornos que mas me atraen, es uno de los mas interesantes realmente, al menos a mi me lo parece. El doctor escribió esto.
La paciente Mirna Hernández, presenta un grabe trastorno de identidad disociativo, hasta ahora he podido encontrar 3 identidades diferentes que interactúan conmigo cada una a su forma, este caso es interesante ya que una de las personalidades de Mirna es una niña de 6 años la cual parece ser Mirna en su etapa infantil. Esto me da la idea de que Mirna a desarrollado este trastorno en alguna parte de la infancia, la psicoterapia me ha ayudado a comprender mas, pero los continuos cambios pueden hacer sufrir a Mirna un shock, es por eso que debe estar en continua observación.
— valla no me imagino en esa situación, tener otras personalidades.
— bueno, es normal que uno a veces sea una persona diferente, o mejor dicho que actue de diferentes maneras en diferentes situaciones, pero eso no es un problema, estamos consientes. En este otro casos la persona al cambiar de personalidad entra e un estado de amnesia total, simplemente el cerebro desconecta la parte consiente y hace actuar a la otra parte también consiente, eso es lo fabuloso, particularmente siempre quise tratar ese trastorno, será un gran reto.
— valla, se ve que te apasiona tu trabajo, Gerald.
— si, la verdad es genial, la mente humana, el cerebro humano, capaz de hacernos ver, escuchar sentir lo que desee, es fabuloso.
— si, pero también me da algo de miedo, sobretodo me da miedo el sótano, la zona de cuidados especiales.
— ¿por que?
— bueno, en los demás pisos los pacientes están controlados bajo mucha observación, caminan, hablan, algunos están mejor que otros, algunos parecen zombis caminando pro ahí, pero están tranquilos, en cambio en el sótano solo están los que son muy peligrosos, mas de 3 veces ya me he llevado un susto ahí abajo.
—jejeje… si, es probable, ¿te digo algo? A mi también me asustó un poco, sobretodo una paciente la cual me agarro desprevenido, pero asustarse en normal.
—Jejeje…
— solo hay que ser mas cuidadosos con esos pacientes, yo tengo uno ahí.
— si, ¿y ese que tienes? —Pregunta Laura. El mozo le trae a Laura una ensalada.— Gracias —dice Laura.
— bueno estaba leyendo su historial, al parecer presenta un trastorno de despersonalización bastante grabe, ha perdido al parecer por completo toda conexión con la realidad, pero lo extraño es que repite cuarto 12 y Judith.
— ¿por que es extraño eso? —pregunta Laura mientras comía su ensalada.
—bueno es que esto quiere decir que su mente no esta completamente separada de esta realdad, es decir, puede recordar algo, que por simple lógica ha tenido que pasarle, osea, uno de los factores que pudieron desatar esto ene l, si no es que ha nacido así, cosa que es poco probable, pues pueden estar relacionados a esa Judith, que quizas haya sido alguien que conoció.
— ya veo, ósea este trastorno puede haber sido provocado.
— si, pero pues debió de haber sido algo realmente fuerte, no se, quizás vio algo, o le paso algo, en cualquier momento de su vida, lo que provocó que entrara en shock y perdiera la razón por completo, como una manera de quizás borrar eso su mente se bloquea, ¿entiendes?
— ¿pero por que entonces recuerda esas 2 cosas, el cuarto 12 y a una tal Judith?
—pues es posible que su subconsciente se niegue a olvidar eso, o algo así, lo que aria mas dura su condición.
— ¿crees que puedas ayudarlo? La verdad la mayoría de los pacientes que ingresan al sótano no vuelven a subir a piso, se quedan ahí mucho tiempo, es triste.
— lo se, solo necesito encontrar las palabras adecuadas y la información necesaria para conectarlo aunque sea un poco con migo, ¿entiendes?
— ¿como así?
— ósea hacer una conexión entre su realidad mental y la realidad real si encuentro un conector entre las 2 podre sacarlo de ese trance, y pues quizás pueda ayudarlo.
—un conector.
— si, debe haber algo en su pasado, no se, alguno. Lamentablemente el doctor aguilera escribió que no se sabe nada del, ni rastro de quien era. Pero aun así, no se como pero voy a lograr sacar a este paciente de cuidados especiales.
— seguramente es violento.
— bueno, en el informe dice que ocasionalmente lo es, y que ya a atacado a una enfermera y que a atentado contra el mismo, pero pues de algún modo debo ayudarlo, después de todo para eso esta aquí.
— eso es verdad.
—dado que el es el único en cuidados especiales pondré algo mas de tiempo en el, de verdad me interesa rehabilitarlo, los demás casos son controlables, no son sencillos, ninguno lo es, pero aun no han llegado a este nivel, ni voy a dejar que lleguen.
Ese mismo día después de almorzar el doctor Gerald visito a sus otros pacientes. Quedó asombrado con Mirna la cual al conocerla se encontraba en su personalidad de niña.
Mas tarde conoció a Juan un paciente con un desorden del sueño muy grabe, insomnio, este paciente no era capas de dormir, el doctor aguilera lo estaba tratando con pastillas, lo que a largo plazo causarían sin duda una adicción o simplemente su organismo se acostumbraría a los psicotrópicos haciendo que ya no le hagan efecto, Gerald decidió que le suspendieran las dosis ya que iba a intentar con el otras técnicas, decidió darle placebos por una semana.
Después le dio una visita a la paciente del cuarto 14, una señora de unos 56 años, Sonia carrera, internada por propia voluntad. Esta paciente presentaba un Trastornos del control de impulsos, tricotilomanía. La señora estaba rapada, completamente rapada, esto por ordenes del doctor aguilera, este trastorno hacia que la señora carrera se arrancara los cabellos, las cejas, las pestañas, cualquier bello del cuerpo. De acuerdo con su historia ella ha presentado un gran avance, los medicamentos y el tratamiento con el psicólogo han resultado muy bien, aunque aun debe permanecer con los fármacos, y debes ser observada constantemente solo para estar seguros.
— bueno señora, con usted termino el día de hoy, hare un horario semanal creo no será necesario que la vea a diario, usted parece estar avanzando muy bien.
— gracias doctor. —contesta la señora, sentada ahí sobre la cama de la habitación.
—llámeme Gerald.
—bueno, entonces gracias, Gerald —sonríe.
Luego de terminar con los pacientes del piso el doctor Gerald se dispuso a visitar al ultimo paciente que le faltaba, bueno aparte del que estaba en cardiología, ese paciente seguiría al cuidado del cardiólogo al menos unos días mas. El joven doctor se dirigía al sótano, a cuidados especiales, aun tenia suficiente tiempo como para tratar de conocer al paciente de la celda doble seis (66), Gerald tenia en mente trabajar con el y tratar de sacarlo del cuidado especial.
Esta vez al bajar al sótano este estaba cerrado, la puerta eléctrica estaba activa. Gerald debió usar su tarjeta electrónica para poder ingresar, ahora sabía lo útil que era, la llave también comunicaba al jefe del piso que alguien había llegado.
El jefe de piso el doctor Ramón aguerre le da el alcance, ya que su oficina estaba cerca a la entrada principal, nadie podía ingresar al sótano sin que el lo supera.
— otra ves por aquí, doctor. —dice, dándole el alcance en el corredor.
Gerald gira y saluda.
— doctor Aguirre, buenas tardes.
— viene a ver a su paciente supongo. —pregunta.
— si, así es, estoy conociendo un poco a los que voy a tratar. — intenta seguir avanzando.
— bien, lo acompañaré, necesitara una clave para abrir la celda. —dice el doctor siguiendo a Gerald.
Ya en la cela 66.
— Está despierto —dice Gerald mirando a través de la ventana de la puerta.
— Si — contesta el doctor aguerre, se acerca a la puerta y tecleando unos números en el tablero numérico de la cerradura — aunque la enfermera ya le dio una dosis de su medicamento, solo para mantenerlo calmado. pero esta consiente, dentro de su trastorno claro está. Bueno, el código es 1212, ¿bien? — se aleja de la puerta y mira a Gerald—Con el podrás ingresar a esta celda, que no se te olvide.
— ok, gracias doctor.
— dentro de la celda hay un botón que es de seguridad, si hay algún problema pues lo presionas, es un botón rojo que se activa también con el código, ¿ok?
— si, claro, no hay problema.
El doctor Aguirre se aleja, deja a Gerald ahí afuera de la celda. El se quedó parado ahí, mirando al paciente la habitación 66.
Unos minutos después de observarlo decide entrar.
La celda no era tan grande como parecía, pero si había una cama, totalmente acolchada, sin puntas ni nada metálico expuesto, el piso como las pareces estaban acolchadas. En la pared a lado de la puerta estaba el botón de seguridad, y en la pared frente a la puerta había unos aros que sobresalían de la pared. Esos aros eran utilizados para asegurar al paciente cuando este entra en un estado de ferocidad excesivo, cuando es incontrolable.
Ahí en un rincón del cuarto, en con una camisa de fuerza estaba el paciente 66, el paciente sin nombre, estaba sentado en una esquina, con la mirada perdida, moviéndose de atrás hacia adelante muy levemente.
El doctor Gerald ingresa a la celda y cierra la puerta.
— buenos, días. —dice, cerrando la puerta.
Camina y se sienta en la cama.
—mi nombre es Gerald, Gerald Domínguez, soy el doctor que va a tratarte.
El paciente solo estaba ahí, no le hacia ningún caso, solo estaba sentado mirando al vacio.
— según tu historial dice que atacaste a una enfermera, amigo. Ignoro lo que haya pasado, el doctor no fue claro, solo menciona que no hay razones aparentes, que atacaste a las enfermeras de un momento a otro. Llevas 8 meses, bueno 8 meses y medio encerrado aquí, y parece que no hay avance alguno, las drogas que te dan solo son calmantes, eso esta bien para relajarte, pero no es un debido tratamiento, parece que se dieron por vencidos contigo, amigo.
Gerald se acerca al paciente.
— ¿no vas a arremeter contra mi, cierto? —le dice colocándose en cuclillas frente a el. — déjame revisarte, ¿si? —saca de su bolcillo un pequeña linterna, la típica de los doctores, toma de la cara al paciente y le revisa los ojos— muy bien, parece que no estas aquí en ste cuarto ahora… — regresa a la cama, se sienta nuevamente—… me pregunto en que mundo estarás, amigo. Quizás en ese dichoso cuarto 12 con Judith.
— Cuarto 12 —repite el paciente.
— ¿he? — el doctor se sorprende.
Gerald se levanta y se acerca al paciente nuevamente.
—Cuarto 12 —dice Gerald.
— Cuarto 12 —repite el paciente.
— Interesante —, se levanta y camina un poco— esperaba que lo dijeras, pero no por que yo lo decía primero. —gira en dirección al paciente. — Judith — dice.
—cuarto 12. —Repite el paciente —Judith —dice el paciente después de unos cuantos segundos.
— ¿como te llamas? — pregunta Gerald.
— Judith…cuarto 12 — contesta el paciente.
—no, no creo que te llames así. Mmm… estas completamente desconectado de esta realidad, debe haber algo que te conecte, amigo. Al menos ya tenemos 2 cositas, cuarto 12 y Judith, pero ¿que son? —se dirige a la cama y se sienta.
— Judith, cuarto 12.
— ¿algo le paso a Judith en el cuarto 12? ¿O Judith esta en el cuarto 12? ¿Quiénes Judith? —pregunta.
— Judith, cuarto 12, Judith. —el paciente comenzaba a agitarse.
—mmm… tranquilo, relájate. no te aceleres, amigo.
El doctor Gerald se acerca nuevamente a el.
— mira, escúchame, voy a soltarte, te voy a quitar la camisa de fuerza, ¿entiendes? Creo que será mejor así.
El doctor Gerald libera al paciente 66 de la camisa de fuerza. Pensaba que así como estaba el paciente, débil, sin muchas fuerzas no podría hacerle daño, además el doctor Gerald era un poco más alto, no seria complicado para el derribarlo de ser necesario, aunque el no seria capaz de llegar a eso, el sabia lo que hacia.
—bueno, supongo que así estarás mejor, amigo. —deja la camisa de fuerza a un lado. —valla, si que tienes muchas cicatrices, amigo mío.
El doctor nota en el torso desnudo del paciente muchos cortes, a simple vista se notaba que los cortes habían sido hechos por el mismo, con sus uñas. Había bastantes heridas, pero una en particular llamó la atención del joven psiquiatra.
—esa es una marca de un cirugía, una cirugía —dijo. — ¿te han operando antes, amigo? —pregunta.
La marca estaba al lado derecho del abdomen del paciente, era un corte transverso, el doctor no era experto en cirugías pero si había tenido una, a los 19 años le dono un riñón a su primo menor, el corte era el mismo en el lugar exacto.
— me atrevería a jurar que es una marca de extirpación de riñón, ¿acaso haz donado el tuyo a esa Judith y algo salió mal? ¿Acaso el cuarto 12 es el cuarto de un hospital? —se pregunta el doctor Gerald Domínguez.
Mas tarde ese día después de observar al paciente se retira del sótano, antes de irse le coloca nuevamente la camisa de fuerza al paciente.
— ya me voy, amigo, ¿sabes? Como no tienes un nombre, te voy a llamar Ronald, ¿ok? Será más fácil que solo paciente 66, además es muy técnico, hasta luego, Ronald.
El doctor se retira, cierra la puerta y se dirige a la salida, el día de trabajo ha terminado por hoy.
Esa semana el doctor Gerald hizo la dedicó a compenetrar un poco mas con los pacientes, y crear un horario adecuado para poder tratar a cada paciente, ya que no todos necesitaban ser revisados diariamente, este horario lo ayudaría a administrar bien el tiempo y día para cada paciente, para este horario tomó en cuenta los horarios en los que los pacientes hacían sus ejercicios y tratamientos con otros especialistas.
Al lunes siguiente todo estaba listo para comenzar.
Su prioridad se había inclinado a sacar a “Ronald” del sótano, quería ayudarlo a subir a piso así que se dedicó, en los días que le tocaba encargarse de el, a buscar la mayor información posible acerca de este personaje.
La información era realmente limitada, en recepción solo recuerdan que el joven fue traído hace 3 años aquí al hospital por unas personas que lo encontraron en las calles, el reporte de ingreso mencionaba lo siguiente:
Hombre joven, de unos 22 años, blanco, sin identificación, vestido con ropa sucia y vieja, Presenta heridas en barias zonas del cuerpo, principalmente una de cirugía en el lado derecho del abdomen. No habla, posible trastorno mental a tratar y diagnosticar, hora de ingreso 11:45pm, fecha de ingreso, 23 de agosto del presente año.
Las personas que lo dejaron aquí no dieron identificación alguna, según el portero del hospital eran un hombre y una mujer de edad mayor de raza negra que mencionaron haberlo encontrado cerca a la “avenida tomas medina cuadra 12, frente al hotel Antonieta”
La recepcionista dijo que se había dado parte a la policía, que es lo que se hace en estos casos cuando se encuentra a una persona así, pero la policía no hayo nada acerca de este joven, simplemente lo internaron para rehabilitarlo.
El doctor Gerald solo tenía una dirección, una que básicamente no serbia para nada.
Incluso el doctor Gerald había ido a la policía, la cual había llevado el caso de este joven, pero al parecer no habían encontrado absolutamente nada, nadie conocía a este joven.
Esa semana, miércoles en la tarde.
El doctor Gerald se dirige al sótano a visitar a su paciente, Ronald, el cual tenia los días lunes miércoles y viernes, 2 horas el lunes, 4 horas el miércoles, 2 en la mañana y una en la tarde, Los días viernes tenia 3 horas en la mañana.
—1212 — Gerald teclea el código de acceso a la celda, ingresa— buenos días, Ronald—. Saluda.
Se acerca al paciente y le quita la camisa de fuerza, después de eso se sienta en la cama nuevamente.
—el lunes estuve tratando de averiguar algunas cosas de ti, Ronald. Lamentablemente no descubrí nada que me ayude a saber más acerca de ti. — se levanta y se acerca a el.
El paciente solo estaba ahí, no se movía, miraba al vacio, con sus manos se abrazaba a el mismo.
— si tan solo supiera mas acerca de ti, si supiera quien eres, seria mas fácil ayudarte.
— Cuarto 12 —dijo el paciente.
— ¿que te paso en el cuarto 12? —pregunta.
— Judith, cuarto 12.
El doctor Gerald sabía que en el autismo se pueden lograr respuestas haciendo las preguntas adecuadas, pero ene este caso era diferente, no había peguntas adecuadas, no había preguntas.
— ¿Judith es tu novia? — pregunta. — ¿quizás tu mamá?
— Judith. —contesta Ronald
— ella era quizás… ¿tu doctora? ¿Ella te opero? ¿A ella le diste un riñón o algo así?
En ese instante el paciente movió la cabeza de una manera poco común, doblo el cuello, pegando la cabeza a su hombro y dejándola ahí unos segundos. Cosa que llamo la atención del doctor.
— ¿que ocurre? ¿Dije algo? —se acerca y se coloca de cuclillas frente a el — ¿riñón?
Ronald volvió a girar la cabeza, parecía reaccionar a la palabra “riñón”
— Increíble, jejeje… — se levanta —entonces hay una relación entre Judith, cuarto 12 y tu riñón.
— Judith. —Repetía el paciente —cuarto 12.
El doctor Gerald quería confirmar lo que estaba pasando, así que ordeno una revisión completa del paciente, quería averiguar a ciencia cierta si efectivamente le faltaba un riñón.
El día viernes mientas el doctor Gerald estaba en su oficina leyendo unos informes le llegan los resultados, Laura la enfermera se los lleva.
— Increíble, —dice el doctor Gerald.
— ¿que ocurre? —pregunta Laura tras el.
— el paciente solo tiene un riñón, Laura. —contesta Gerald.
— ¿y eso es importante? —dice Laura acercándose a ver las placas.
— claro, bueno, no en su salud física, según estos resultados esta perfecto, pero me refiero a que ya encontré un conector mas, ¿entiendes?
— ¿te refiere a eso que me explicaste la otra ves?
— Si — la mira — hay una conexión entre cuarto 12, riñón y Judith.
— no entiendo aun.
— ven acompáñame al sótano.
Ambos se dirigen al sótano, a la celda 66.

continuara...

Escrito por: FranckPalaciosGrimaldo (2010-07-06)


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Tus cuentos trasportan. Dejaste esa duda, eso me gustó.
Igual que la historia anterior, extirpación del riñón en el cuarto 12, la historia esta pensada. y un gran secreto esconde.
Respuesta: pues si, las 12 historias que conforman cuarto 12 estan relacionada entre ellas, de un modo directo o de un modo indirecto. por cierto, actualmente estoy escribindo el capitulo final, espero llehues a leerte las 12 historias, claro, si es que te animas jejeje... bueno, pasado mañana subire el siguiente episodio, no es tan largo como este que es el mas extenso, en fin, saludos y gracias!!!!!!!





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