Entreabrió los ojos, y el
techo le sonrió, los pájaros cantores a una hermosa tonada de coro cerca de la
ventana, el sol afuera contagió la alegría,la gente bailando en trencitos, los perros agitando de contentos la
cola, las casas se consumieron como polvo destilando hermosas hojas de colores,
de sus tierras nacieron casi al instante, raíces poblando todo a paso de una
naturaleza alucinada. Retrocedió el tiempo, el humo se revertió de las plantas
nucleares, lo gastado se renovó, lo descolorido coloreado, el cielo azul, nubes
blancas, el vino golpeó en copas bien a lo alto, bailes, todo el pueblo, la
cuidad, el mundo, cantos alegres, folclóricos, levantando todos las manos, al
alba, al cielo; negritos, blancos chiquitos altos, Fuertes débiles poderosos
pobres tomados de la mano, en círculos, saltando, riendo, jugando como niños, y
cuando todo pareció estar en paz, su sueño verdadero terminó y abrió nuevamente
los ojos, vitalizado, fuerte, se sentó en la cama, arrastró las pantuflas, miró
por la ventana con una sonrisa, y lo primero que vio fue el transito; chóferes
insultando, mujeres y hombre apurados por la mañana agitada, ladridos de
perros, bocinas amenazantes. Y observando así, su felicidad se apaciguo, luego
contemplo por lago rato las calles, y quitándose las pantuflas, con mucho sueño
aún, volvió a la cama nuevamente a soñar despierto
