cuarto 12 capitulo 6: el loco (primera parte)


Hospital psiquiátrico SANTA ROSA uno de los hospitales psiquiátricos más conocidos y prestigiosos de la ciudad.
— buenos días, soy el doctor Gerald Domínguez, es mi primer día aquí. —dice amablemente el joven de aproximadamente unos 29 años, vestido formalmente, bien peinado, con un maletín en la mano izquierda.
— Ah muy buenos días doctor, si, me informaron de su llegada, mire, firme aquí — la recepcionista le da una hoja — me dijo el director que cuando llegue suba a su oficina.
— ok, eso haré ahora — dijo mientras firmaba. —gracias, es en el 3er piso, ¿verdad? —pregunta.
— si, valla por el ascensor.
— muchas gracias.
Gerald Domínguez era un psiquiatra, había terminado la universidad hace un año, en estos últimos meses estuvo haciendo practicas en un hospital en las afueras de la ciudad, de interno, ahora gracias a los contactos de su padre un prestigioso psiquiatra también había podido ingresar a trabajar en el SANTA ROSA un prestigioso hospital en el cual podría desarrollar todo su potencia, el era un joven entusiasta, muy comprometido con sus pacientes, en el hospital en el que hizo sus practicas siempre se desempeñaba muy bien, nunca hubo quejas, su modo de tratar a los pacientes era especial, muy cercano.
Gerald no subió al ascensor, subió hasta el tercer piso a pie, por las escaleras, prefirió conocer un poco del hospital, mientras avanzaba iba mirando a los doctores del la primera planta de aquí para allá, a través de la ventana podría ver en la parte de atrás a unos pacientes haciendo sus ejercicios, doctores vigilándolos, ver todo eso le hacia querer comenzar a trabajar de una ves por todas.
El hospital era enorme, este hospital no se parecía en nada al anterior, en el cual había el trabajado, este era como 10 veces mas grande, mientras subía las escaleras iba paseándose por los pasillos, miraba las habitaciones, eran como las de cualquier hospital, algunos cuartos tenían hasta 2 pacientes, algunos mas, estaba en la zona de bajo riesgo, o de pacientes controlables, por decirlo de algún modo.
Gerald llego al tercer piso, se dirigió a la oficina del director, el cual era amigo de su padre.
— hola Gerald, ¿como estas muchacho? — dijo el doctor Carlos herrera, director del hospital el cual se levanta para saludar al joven que estaba en la puerta aun — pasa, pasa, toma asiento.
— Buenos días, doctor — le da la mano y se sienta — un gusto verlo nuevamente, no lo veía desde que estaba yo en el 6to ciclo de la universidad, nunca olvidare esa charla que fue a dar.
— jejeje… me alagas muchacho.
— es la verdad, me decidí a psiquiatría por mi padre y por usted, siempre quise ser un excelente profesional como ustedes, por cierto, mi padre le manda muchos saludos.
— ah, el buen Richard, mi amigo, hable con el hace un mes, me dijo que no me arrepentiría de traerte al SANTA ROSA. Y yo le creo, hijo.
— yo le agradezco muchísimo el haberme contratado, la verdad se que en este hospital podre desarrollar al máximo todo lo aprendido.
— ya te abras dado cuenta de que en la vida real nada de lo aprendido en la universidad tiene comparación, es muy diferente, ¿cierto?
— si, es la verdad, pase de ser el mejor de la facultad a ser el novato que no sabia nada en el hospital en donde trabajé.
— bueno, aquí estas de nuevo ingreso, puede que algunos doctores mas grandes que tu se comporten algo cuidadosos, y no te tengan mucha confianza, deberás entenderlos, recuerda que se preocupan por los pacientes y quien lo mejor para ellos.
— si, lo entiendo, tratare de estar a la altura, y sobretodo quiero que me tengan confianza, no los voy a defraudar, menos a mi padre.
— Esa es la actitud chico, bueno, toma esto — le da un documento— dale esto a la doctora Silvia en el 5to piso, ahí trabajaras, ¿ok? — le dijo.
— 5to piso, muy bien.
— la doctora Silvia fuentes es la jefa de piso, ¿ok? Se podría decir que trabajaras para ella, tu será el reemplazo de Rodolfo aguilera, psiquiatra, especialista en casos de delirios, en ese piso se tratan en su mayoría casos relacionados con trastornos de la mente que ocasionan delirios esquizofrénicos, se que en esa área te especializas o al menos se que es la que mas te interesa.
— valla, muchas gracias, pensé que me daría algo mas “simple” pero veo que cree en mi, no lo defraudaré doctor.
— ve, ve, muchacho, no tienes nada que agradecer, la doctora te asignara el consultorio del doctor Aguilar, con todos sus historiales, estúdialos y comienza a trabajar en cuando estés listo.
— ok, nos vemos doctor.
Gerald sale de la oficina del director de hospital y se dirige al 5to piso, por la emoción se le olvidó preguntar como era la doctora fuentes, pero no era gran problema, preguntaría por ahí.
Gerald estaba muy emocionado, le fascinaba la psiquiatría, todo lo relacionado a la mente humana era para el delicioso, sus curiosidades con respecto a este tema no se seseaban, cada ves aprendía cosas nuevas. Parte de la inspiración para decidirse a esto esta en el hecho que su papá era psiquiatra también, y cuando Gerald era un niño acompañaba a su padre al trabajo, el ahí conoció la vida de un doctor de un hospital psiquiátrico, claro esto desde el punto de vista de un niño.
Subió al quinto piso, y se acerca a una de las enfermeras que estaban por ahí.
— buenos días, soy el doctor Gerald Domínguez, acabo de llegar.
— buenos días doctor. —saludó la joven enfermera, de aproximadamente unos 23 años, quizás unos 24.
— estoy buscando a la doctora fuentes, necesito hablarle, ¿donde se encuentra?— pregunto.
— pues a esta hora esta visitando a sus pacientes, la mayoría de doctores hacen eso, lo voy a llevar, venga conmigo, a lo mejor esta en la sala de recreación.
— Ok — dijo Gerald y la siguió.
La enfermera lo guió atreves del piso 5 del hospital, un piso bastante grande, con bastantes salas, en donde se podía ver a doctores y doctoras tratando a sus pacientes, y también a algunos internos y pacientes por ahí. Gerald solo miraba y sentía cada ves mas ganas de comenzar a trabajar.
La enfermera se detuvo en una gran sala, con una enorme puerta de vidrio, un vidrio especial, lógicamente, detrás de el habían algunos pacientes sentados, algunos mirando la tv, otros hablando con psicólogos, dibujando, mirando el enorme jardín a través de las ventanas.
— Esa es la doctora fuentes —, dijo, señalando a una mujer de unos 45 años, se notaba por su mirada mucha experiencia y dedicación — bueno, doctor, debo seguir trabajando, cualquier cosita que desee me dice, ¿si?
— ok, gracias…
— Laura, me llamo Laura, doctor. — me dijo.
— ok, muchas gracias, Laura, nos estaremos viendo por aquí.
— si, hasta luego, doctor. — le sonrió amablemente y se fue a seguir con sus labores.
Gerald se quedó ahí frete a la enorme puerta de vidrio, mirando a los pacientes y a los doctore, no quería interrumpir, así que espero a que la doctora posara la mirada en el, cuando pasó esto el le hizo una señal para llamar su atención y hacerle saber que desea hablar con ella.
La doctora se acerca a la puerta y la abre desde adentro con una tarjeta, a diferencia de el anterior hospital e el cual laboro Gerald, este tenia puertas eléctricas.
— ¿si? — dijo la doctora.
— he… mucho gusto doctora, soy Gerald Domínguez — le dio la mano. — yo vengo en remplazo del doctor aguilera, mire, el director me dio esto para usted, yo…
— si, ya se, me dijo herrera que vendrías esta semana, mucho gusto, doctor.
— el gusto es mío, doctora fuentes.
— a ver, espérame un momentito.
La doctora ingreso a la sala y hablo con una de las enfermeras, luego regresó donde estaba Gerald esperándola.
— Vamos, te llevare a tu nuevo consultorio, — se dirigieron hacia el pasillo de la derecha ¿has traído tus cosas para instalarte? —preguntó.
— bueno, lo que necesito lo traigo en mi portafolios, algunos apuntes, y documentos.
— muy bien, espero ya hayan subido los historiales de los que serán ahora tus pacientes, ¿cuantos trataste en tu antiguo hospital? Es decir, el doctor aguilera tenia más de 10 en este piso, pacientes internos me refiero, consultas tenia muchas al día.
— bueno, si, tenia pacientes fijos, tenia solo 3, y puedo decir que hice un buen trabajo, modestia aparte.
— nada de eso, si eres bueno tienes todo el derecho de decirlo, nada de modestias aquí, los buenos son los buenos, los malos los malos, y los malos se van tan rápido con entran. El doctor aguilera era un excelente psiquiatra, ahora esta en Rusia, el mejor hospital de ese país lo contrató, hubiera estado demente de no aceptar, claro, antes de irse dejó todo preparado, todo listo, sus pacientes internos han estado una semana con doctores sustitutos, pero apenas te instales quiero que comiences a tratarlos, por ahora no tienes pacientes diarios de consulta ya que se han repartido entre los demás, pero pronto tendrás mucho trabajo, espero estés preparado, hijo.
— si, desde luego, ya me muero por comenzar, me tomara un par de horas instalarme, no se preocupe.
— es por aquí — dijo doblando a la derecha— me alegra que te sientas capaz, pero antes debes conocer todo el hospital, el doctor aguilera tiene pacientes que están en el sótano del hospital, pacientes de alto riesgo, pacientes suicidas que necesitan cuidados extras y un tratamiento diferente, entiendes eso, ¿verdad? — se detiene frente a una puerta en la cual no hay nombre, a diferencia de las otras cerca.
—si, por su puesto, he tratado con esos pacientes, no me intimidan, tengo mis técnicas, doctora.
— eso me alegra. Este es tu consultorio — lo abrió — ¿que te parece? — preguntó.
— Pues es muy bonito — Gerald ingresa al consultorio. — es muy grande.
El consultorio era bastante espacioso, tenía una enorme ventana, un escritorio bastante grande y elegante, había un baño dentro del consultorio, la ventana daba a un enorme y precioso jardín, era perfecto.
— Bueno, por lo visto aun no han llegado por historiales de tus pacientes, pero no importa, ve a la recepción y pide que te los envíen aquí —firma la hoja que le había dado Gerald, la sella — dale esto a la recepcionista, o a una enfermera dile que se lo lleve, esta es tu referencia a este piso, diles que te impriman una hoja con tu nombre y la colocas en la puerta, la misma recepcionista hará eso, mientras puedes ir a conocer el lugar, cuando tengas los historiales puedes comenzar.
— ok, doctora, gracias, lo haré ahora mismo.
— bien, yo tengo cosas que hacer, soy la jefa de piso pero también tengo pacientes, cualquier cosa una duda, los horarios están en esa pizarra— dijo, señalando a la pizarra en el enorme pasadizo, — mañana ya debería aparecer tu horario, bueno, ve a hacer lo que tienes que hacer, nos veremos después, doctor.
—hasta luego doctora.
La doctora fuentes sin duda era una mujer muy estricta y preocupada por su trabajo, no por nada había llegado a ser jefa de piso, Gerald sentía ya un gran aprecio y respeto por ella, esto le daba más ganas de querer sobresalir en este nuevo hospital.
Gerald entonces se dirige al primer piso a dejar el documento que la doctora fuentes le había firmado, dejo su maletín en su consultorio y decidió bajar, no quería perder tiempo.
Al llegar al primer piso deja el documento donde la recepcionista del hospital.
— la doctora fuentes me dijo que le diera esto y que me imprimieran un afiche con mi nombre para mi oficina.
— Muy bien, doctor, —coge el documento, le da un vistazo — en uno minutos le subirán los historiales de sus pacientes, y le darán su afiche ¿bien?
— perfecto, voy a dar una vuelta por los alrededores, quiero conocer el lugar.
—ok, doctor, en menos de 10 minutos ya estarán los historiales en su consultorio.
Gerald fue a dar un paseo por el lugar, hacia muchísimo que no había venido a este hospital, prácticamente desde niño. Gerald se sentía muy emocionado, a diferencia de un hospital general en estos hospitales no se ve a tanta gente paseándose pro ahí, solo a algunos pacientes y a algunos familiares que puede que estén visitando a un paciente, el hospital tenia una infraestructura muy moderna, grandes aéreas verdes en donde algunos internos pueden recibir sus tratamientos al aire libre y hacer ejercicios, el lugar estaba dividido en secciones, la sección de jóvenes, adultos y niños, el hospital tenia en total 15 pisos y no podría decir con exactitud que tan grande era en metros cuadrados, pero era gigantesco.
El joven doctor se paseo el por el lugar conociendo las instalaciones, observando a algunos doctores hacer su trabajo, observando a los pacientes que estaban en el jardín, observaba con la clásica mirada del doctor analítico que ve a un paciente y estudia cada aspecto de su comportamiento, claro esto mas notorio en un psicólogo o un psiquiatra el cual debe estar atento del comportamiento y hasta del mas mínimo movimiento y gesto.
Abra pasado media hora más o menos, Gerald se había paseado por barias zonas del hospital, pero era lógico que aun le faltaran muchos lugares por visitar. Entonces decidió regresar a su consultorio a ver si ya han llegado los historiales, regresa a la recepción y le pregunta a la señorita, la respuesta fue afirmativa, que ya le han llevado los historiales a su oficina, deben de estar ahí ahora mismo.
Gerald subió al quinto piso y en la entrada se topa con Laura.
— Hola doctor — le dice — he… llegaron ya los historiales a su consultorio.
— si, ya me informaron, gracias, voy para haya ahora mismo, nos vemos.
— hasta luego doctor.
Gerald se dirigió a su consultorio muy emocionado, de verdad quería comenzar ya su trabajo, después de todo estaba haciendo precisamente lo que le gustaba, eso es algo perfecto.
Entro rápidamente a su oficina, ni noto que ya le habían colocado en nombre a su puerta, decía DOCTOR GERALD DOMINGUEZ, no lo notó entro y vio los historiales, había 10, 10 historiales los cuales comenzó a leer, se sentó y comenzó a estudiarlos meticulosamente.
Se pasó prácticamente parte del día estudiándolos, había casos que no había visto nunca, pero que sabia como tratar, otros estaban más claros y ya avanzados, como otros que necesitarían mayor atención.
Gerald fue a darles un vistazo a los pacientes internos, todos estaban en ese piso, con excepción de 2 que estaban uno en el sótano, en cuidados especiales y otro estaba en obsecración en el piso 10, al parecer había sido operado recientemente por un problema cardiaco.
Gerald fue a ver a cada uno, de ellos, no intervino por ahora, solo quería verlos, el comenzaría mañana mismo a trabajar, se quedó aproximadamente observando a sus futuros pacientes alrededor de 20 minutos cada uno.
Dejo para el final a los 3 que estaban fuera de ese piso.
Primero fue el piso 10, el paciente era un hombre de aproximadamente unos 50 años, había sufrido un ataque cardiaco por lo que fue necesario operarlo, su historial revelaba que sufría de alucinaciones constante, lo que había escrito el doctor aguilera era muy claro.
El paciente presenta alucinaciones constantes, el denominador es sentirse atacado, ve a todos a su alrededor como posibles atacantes, su estado es peligroso dado que sufre del corazón, las alucinaciones se presentan mayormente cuando este esta nervioso, tensionado e inseguro, en lugares serrados la situaciones mas común que en lugares abiertos, en aéreas grandes las alucinaciones son menos frecuentes, no están relacionadas sus alucinaciones a claustrofobia como se pudiera pesar, ya que al estar solo las alucinaciones sean, solo cuando esta solo con otras personas comienza a ver a los demás como atacantes.
Esto hizo recordar a Gerald un caso que tuvo cuando estaba en el otro hospital, el caso de una joven que no podía estar sola en una habitación con mas de 2 personas del sexo opuesto, ella comenzaba a agitarse y a querer salir huyendo, de no poder hacerlo comenzaba a escuchar voces que le decían que la iban a violar. Este caso era parecido pensaba el, recordó que ese trastorno de aquella chica se debía a un abuso sexual que esta había tenido en a adolescencia, mientras estaba en la secundaria, pensó que este caso era similar, debería estudiarlo mas profundamente de todas formas, para poder continuar un tratamiento adecuado, ya que el problema cardiaca sin duda agravaba la situación.
— El paciente de la cama 18, cuando lo dan de alta —pregunta a una enfermera que estaba ahí.
— ¿usted es? —contesta
— soy el doctor Domínguez, soy el docto que esta encargado del tratamiento psiquiátrico de ese hombre de la cama 18.
— bueno, doctor, el señor fue operado hace 1 semana, por su condición ha estado bajo estricto cuidado y lo hemos mantenido dormido el mayor tiempo posible, tiene pequeños ratos de lucidez y tranquilidad, en estos días debe estar pasando a piso, depende del cardiólogo que lo esta tratando.
— bien, quiero que me mantengan informado, ¿si?
— muy bien doctor, usted es entonces el remplazo del doctor aguilera.
— Así mismo, ahora yo estoy en su consultorio ahí me encentran a partir de ahora — contestó.
— muy bien.
Entonces se dirigió al sótano, que era donde se atendían y trataban a los pacientes de algo riesgo, aquellos que necesitaban estar en habientes especiales, aquellos que ya habían intentado incluso atentar contra ellos mismos y sus doctores.
Esta era uno de los ambientes menos agradables del hospital, ciertamente bajar al sótano fue para Gerald algo nuevo, no había tenido anteriormente pacientes con antecedentes de ataques a sus doctores o simplemente agresivos, sabía como tratar casos de alto riesgo, pero como sabia, no es igual leer o ver que vivirlo en carne propia. El no estaba asustado, mientras bajaba al sótano leía detenidamente lo que el doctor aguilera había apuntado acerca del paciente de la habitación 66 de cuidados especiales.
El paciente sufre de un grabe trastorno primario, descoordinación visual y auditiva, su lenguaje es limitado, solo repite un nombre femenino y un lugar y numero:
Judith: es el nombre que repite.
Cuarto 12: ese el lugar que menciona.
La información acerca de este paciente es totalmente nula, no sabemos su nombre, no lo ha dicho.
Al parecer y dado los análisis presentan un nivel alto de autismo, dado que no sabemos nada acerca de el esta es la respuesta simple, aunque también me inclino a pensar que ha sufrido un fuerte shock emocional, causando un bloqueo de sus sentidos; encerrándolo en algo que puede estar relacionado a las cosas que menciona.
El paciente no responde bien a los tratamientos físicos, no camina, no se quiere mover y tiene reacciones violentas no relacionadas a nada en particular, por lo que es mejor mantenerlo bajo observación constante, ya que mas de 2 veces ha atentado contra las enfermeras y contra el mismo golpeándose contra la pared y cortándose. Los últimos 8 meses los ha pasado en cuidados especiales, son mis ordenes mantenerlo ahí y mantenerlo calmo con las pastillas que le he recetado, sobretodo a la hora del aseo.
El tratamiento psiquiátrico conllevado por el doctor Salazar muerta que el paciente tiene un coeficiente intelectual algo ato para un paciente con autismo al nivel de el, lo que me hace pensar que su trauma y bloqueo mental se debe a algo que le ha ocurrido mas que haya nacido así.
Gerald llega al sótano y se dirige a la habitación 66, a ver al paciente.
El llegar encuentra la habitación vacía, pregunta a una enfermera que estaba pasando.
— disculpe, enfermera.
— ¿si? ¿Qué ocurre? — contesta.
— soy el doctor Domínguez, venia a ver al paciente de esta habitación, ¿donde esta?
— quizás esta en la sección de aseo. Mayormente a esta hora los pacientes de cuidados especiales son aseados.
— ok, ¿donde lo encuentro? No conozco todo el hospital.
— Mire — señala al corredor — siga ese pasillo a la derecha hasta el tope, ahí encontrara un cartel que dice baños, sígalo y lo llevara hasta la zona de aseo de los pacientes, sabrá cual es al llegar.
— Gracias, enfermera — Gerald se dirige entonces a la zona de aseo de los pacientes, mientras avanzaba por el largo pacillo veía las puertas de las habitaciones, en algunas habían pacientes atados, otros sentados en una esquina con camisas de fuerza, otros gritando, saltando, en algunas habían doctores dando tratamiento a los pacientes.
Las habitaciones eran las típicas habitaciones con el suelo y las pareces acolchonadas, adecuadas para que los pacientes no intenten lastimarse, las luces tenues, no era un ambiente muy agradable realmente, pero para Gerald esto no debería significar nada.
el se acerca a una de las habitaciones la numero 87 algo en ella llamó su atención, observa en su interior a una mujer, una mujer con camisa de fuerza, estaba parada ahí, en el centro de la habitación especial.
— ¿que demonios? — Dice — ¡enfermera! — grita
La mujer parada ahí, estaba sangrando por la boca, esto alarmó a Gerald.
— ¡¡enfermera, venga!! La paciente 87 esta sangrando — gira nuevamente para ver dentro — ¡¡¡¡ahhh!!!!! — Gerald da un enorme grito al ver la cara de la paciente ahí en la ventanilla de cristal, mirándolo fijamente moviendo la cara como si quisiera salir — ¡¡¡mierda!!! —Grita y se aleja un poco, — ¡¡enfermera!!
— ¿que ocurre? —Pregunta un doctor que sale de una de las habitaciones, — ¿por que gritaste, amiguito? ¿No sabes que estoy trabajando aquí? —dice.
— lo lamento, es que me sorprendió la paciente…yo… es decir, mírela… bueno está herida, deben atenderla. — digo algo nervioso.
— Si, es verdad, debe haberse mordido la lengua nuevamente — una enfermera se acerca — señorita, la paciente de la celda esta lastimada, necesita atención por favor.
— si, doctor ahora mismo. — contesta.
La enfermera corre rápidamente a coger unas cosas del botiquín que estaba cerca.
— esta paciente suele hacer eso, ya van 4 veces en este mes — dice el doctor.
— ha perdido completamente la razón, ¿cierto? ¿Por algún trauma? ¿O es algún problema mental de nacimiento?
— comenzó como un problema psicopático, poco a poco fue desconectándose y pues locura total, ahora sus actos solo son impulsados por lo que pueda estar pasando en su mente, o lo que queda de ella, difícil caso. Soy el doctor Ramón aguerre, jefe del piso, ¿tu quien eres muchacho? — pregunta.
— yo soy el doctor Domínguez, Gerald Domínguez estoy en el piso 5, solo veía buscando a un paciente que voy a atender. Pero no lo encontré en su habitación.
— celda, le decimos celda, ¿esto te parecen habitaciones? jejeje…
— bueno, me dijeron que estaba en aseo.
— Si, es por allá, — señalo al enorme corredor — ve directo, y de ahí sigue esa flecha.
— o…ok. Gracias, doctor.
— Nos estaremos viendo, y aléjate de las puertas jejeje…— sonrió y se metió a una de las “celdas”
Gerald se fue, aun estaba nervioso, si que se había llevando un buen susto ahí.
Un rato después llega a la zona de aseo, un enorme baño en donde las enfermeras se encargaban de asear a los pacientes, habían cuerdas que colgaban del techo, muchas tinas y mangueras, todo se veía muy limpio, pero era algo tenebroso el lugar, el olor era como el de cualquier baño que a sido roseado con desinfectante, mientras avanzaba podía ver como las enfermeras bañaban a algunos pacientes, entre hombres y mujeres, algunos tenían marcas en sus cuerpos, marcas de cirugías, otros estaban incluso mutilados, justamente las cuerdas eran para ellos. Sigue avanzando, las enfermeras parecían no prestarles atención, estaban mas concentradas en hacer su trabajo.
— he disculpe enfermera, yo estoy buscando al paciente de la habitación 66, me dijeron que estaba aquí. — pregunta a una enfermera que pasaba con unas cubetas de agua y jabón.
— pues puede ser cualquiera de estos, no conozco a todos los pacientes, lo lamento.
— ok.
Siguió caminando por el enorme baño, algunas veces abría algunas cortinas y preguntaba, la mayoría de las veces se sorprendía por lo que veía detrás de las cortinas, hay cosas que no había visto en el antiguo hospital que trabajo. El no había ido jamás a la zona de aseo, ignoraba como era el trabajo de las enfermeras ahí.

continuara...

Escrito por: FranckPalaciosGrimaldo (2010-07-06)


Ranking: 0.0/0


1 Violinista  
0
Gracias por tú comentario.
Esta temática del tipo locos, por lo general, son de mis preferidas.
Un saludo!

2 robles  
0
Que bien retratado, con una temática interesante, pones cómodo al lector con tus narraciones.





Copyright HistorieSense © 2024