cuarto 12 capitulo 8: kevin (la lista) |
Cafetería AMOR Y MOCA, en la 3era avenida, cuadra 12 san Juan de Miraflores. Una pareja joven conversa, el un chico de unos 22 años, ella una linda muchacha de unos 19 años de edad. —aquí sirven el mejor café que he probado en toda mi vida, Kevin. —le dice ella mientras bebía un sorbo de su café. — Si, es delicioso. — el no había tocado su taza, para nada. El tenia una expresión en la cara que revelaba estaba muy preocupado, quizás indeciso. — es algo costoso, pero vale cada centavo. — sin duda. — ¿me vas a decir que te ocurre? Desde hace unos días estas muy extraño, no quería decirte nada, pero pues es obvio, y comienzas a preocuparme. Haz estado faltando a la universidad, no comes bien... — no es nada, tranquila. — no me mientras, Kevin. — Andrea, créeme, no es nada yo… — cada ves que mientes no me miras a los ojos y te pones a jugar con el anillo que te regalé, y es lo que estas haciendo. Ahora dime que sucede. Se quedó pensativo, mirando a l anillo que ella le había dado por el año que llevaban siendo enamorados. — Andrea, no me odies… por favor. — ¿o…odiarte dices? ¿Por qué te odiaría Kevin? Yo te amo. — escúchame, Andrea, y escúchame bien, debo terminar contigo… — ¡¿que?!— se sorprende. —…no me preguntes por una razón, no te la puedo dar, solo no me odies y trata de entenderme. — ¿entenderte? —Sonríe —estas bromeando, ¿no es así? — no es una broma, sabes que no te jugaría una broma asi. — ¡no puedes terminar conmigo así, de un día para otro! ¡Exijo una explicación! —se levanta de la meza. — siéntate por favor, cálmate. — ¡no me calmo! —grita. — ¡no puedes hacerme esto, Kevin, llevamos un año y medio saliendo juntos! ¿Hice algo mal? ¿Encontraste a alguien mejor? ¿Es eso? ¿es alguien de tu clase? — no es nada de eso, Andrea, sonara trillada la frase; pero no es por ti, es por mi, ¿entiendes? No eres tu… tu eres perfecta, eres fantástica, pero no podemos seguir juntos. Ella ríe irónicamente. — ¡¿eres tu?! Si, como no, eso dicen cuando no pueden decir nada mejor, ¡quiero una verdadera explicación! —grita nuevamente, la gente comenzaba a verlos. — no puedo explicarte— se levanta — solo te diré que te amo, y que eres la mas linda, y perfecta chica que jamás he encontrado en mi vida, y quiero que me perdones si puedes. Saca su billetera, deja el dinero de los cafés en la meza y sale de la cafetería. — ¡Kevin! —Le grita ella — ¡Kevin, no me dejes aquí hablando sola! — va tras el. —¡exijo una explicación! Ella sale y le grita, tratando de que este detenga su paso, pero este solo caminaba, ignorando los llamados de Andrea que estaba ahí en la entada de la cafetería en la cual ambos habían asado tantos momentos lindos. Kevin solo siguió caminando. Al llegar a su apartamento en la avenida Villareal, 289, se fue directamente su habitación, se sentó en su cama, se acercó a la meza de noche y de ella sacó un sobre, lo estuvo viendo un rato, luego de eso comenzó a llorar. Kevin es un joven universitario de 22 años, estudia derecho en la universidad de la ciudad, es el numero uno de su clase, sus padres no se encuentran en la ciudad, el vive solo desde los 19 años vive solo, sus padres están en estados unidos, es hijo único, en un principio vivía con un amigo, pero después este amigo tubo que mudarse, dejándole el apartamento, siempre ha sido popular, ya que es alto y muy guapo, hace un año y medio comenzó a salir con Andrea, la chica mas linda de la universidad, ella es estudiante de medicina, se enamoraron a primera vista. Kevin a tenido siempre buena suerte, es un buen deportista, es el líder del equipo de futbol de la universidad, e incluso tiene un puesto asegurado en el estudios de abogados FERRER Y ASOCIADOS el mas prestigioso del país, se supone que en 1 año mas se gradua. Hace unas 2 semanas Kevin fue a hacerse un chequeo ya que desde hace más de 1 años tiene un extraño y molesto dolor en la parte trasera del cráneo, no le habia dado importancia, tomaba algunas pastillas y el dolor desaparecía momentáneamente. Pero en los últimos meses el doro fue en aumento, y las pastillas no le hacían ningún bien, entonces decidió ir donde un neurólogo para que le hagan unos estudios, el resultado fue catastrófico, el buen Kevin a sus 22 años y con un futuro excelente ya asegurado tenia un tumor en el cerebro, inoperable, que estaba poco a poco acabando con el. Al recibir la noticia Kevin quedó destrozado, durante una hora que sedó sentado en el consultorio del doctor, sin decir una sola palabra. El doctor trataba de explicarle que su tumor si bien es inoperable, puede ser tratado, que mientras antes comenzara un tratamiento tendría posibilidades de mejoría. Lamentablemente Kevin no fue tan positivo, simplemente se negó a esa posibilidad, no le interesa ningún tratamiento. Su abuelo falleció también unos 8 años atrás de un tumor cerebral inoperable, y por mas que el viejo luchó y luchó tratamiento tras tratamiento solo logró destruirse a si mismo, era para el difícil si quiera ver a su abuelo, los recuerdos de esos sucesos lo atormentaron y lo hacen negarse al tratamiento. Lo único que Kevin optó por hacer fue preguntarle al doctor en cuanto tiempo los síntomas será insoportable y comenzara a matarlo ese tumor cerebral; la respuesta del doctor fue clara y dura, tal como Kevin quiso que fuese. 30 días, en aproximadamente 30 días su cuerpo no podrá resistir mas, perdería poco a poco la estabilidad, la visión, la coordinación, el dolor será insoportable, no podrá moverse, al escuchar esto todo lo demás que el doctor le explica con la clara intensión de estimular su tratamiento no hicieron mas que hacer que Kevin se negara a dicho tratamiento. Kevin simplemente se fue a casa y no salió de ahí durante una semana entera. Kevin deja caer el sobre que había tomado de su meza de noche y saca de su bolsillo una hoja de papel que traía consigo, marca algo con una pluma. Dicho papel más que nada era una pequeña lista de cosas, en las cuales se poda ver que había escrito y marcado. Emborracharme un día entero Fumar marihuana Comprar pornografía Agarrarme a golpes con un desconocido. Conseguir un arma. Matar a aun delincuente Terminar con andrea Hacer algo realmente bueno por alguien que no conozca. Contratar una prostituta. Tatuarme Escribir mi testamento. Matarme Lo último que Kevin había marcado en la lista fue terminar con Andrea. Durante toda su vida ha habido cosas que Kevin ah querido hacer y no ah podido, y cosas que pensó que jamás podría hacer y quería hacer antes de morir, el estaba convencido que en algunas semanas el tumor acabaría con el, las pastillas que tenia cada ves le ayudaban menos, y ya se comenzaba a sentir mal, había tachado ya algunas cosas de su lista cosas que ya había hecho lógicamente; pero aun le quedaban algunas por hacer. Al día siguiente Kevin se quedó en su habitación, no hizo absolutamente nada, no comió nada, se quedó ahí acostado con la misma ropa del día anterior, solo tomaba algunas pastillas tratando de mitigar el dolor que cada ves era mas fuerte. Más de 5 veces su celular había sonado, pero no contestaba. Andrea le había dejado ya mas de 10 mensajes en su contestadora, mensajes que Kevin escuchaba algunas veces cuando cogía el celular. Por favor Kevin, contéstame, no se que te haya pasado, pero háblame, conversemos, yo entenderé si algo hice mal y quieres que cambie, yo te amo, por favor llámame. Escuchaba el mensaje y volvía a dejar el celular en su lugar. Mas tarde, esa noche Kevin decide levantarse, se dirige al baño, enciende la luz y se para frente al espejo, se ve durante unos instantes, se enjuaga la cara y saca algunas pastillas del botiquín, las mira unos instantes, las aprieta y las vuelve a dejar en su lugar. Su celular vuelve a sonar, era Andrea nuevamente, seguía marcándole. Kevin camina hacia el celular, lo toma y se dirige al baño, Kevin mira el celular y lo deja caer al inodoro. Toma las llaves y sale de su apartamento y sale de el. Esa noche Kevin tenía planeado acabar con una de las cosas por cumplir de su lista de tareas; se dirige a una de las zonas de la ciudad conocida por su alto nivel de prostitución. Dado que Kevin siempre ah sido popular, jamás había necesitado pagar por sexo, pero siempre había tenido la curiosidad y las ganas de contratar a una sexo servidora, siempre había fantaseado con eso, con una mujer a la cual solamente tendría que usar para complacerse y no tendría que cruzarse con ella nunca jamás, una que no estuviera ebria, una que no se le regalara para decir que estuvo con el popular Kevin; quería el cumplir eso que deseaba hacer desde hace muchos años. Simplemente quería hacer algo entre paréntesis ilegal, por gusto propio. Al llegar al lugar Kevin se pasea por las esquinas, observando a las prostitutas que intentan desesperadamente llamar su atención, desesperadas por dinero, y algunas atraídas también por la apariencia de Kevin, el camino a traves de algunas esquinas, miraba, quería a una en especial, no una cualquiera, una que le atrajera al menos, pero parecía que no es un buen dio, la gran mayoría no le atraía para nada, en parte por que en su cabeza el recuerdo fresco de Andrea lo perseguía. Pero ahí, en la ultima esquina estaba una joven, una prostituta sin duda, pero destacaba de las demás, esta era muy joven, era bonita, fina, no se veía con la típica cara de la sexo servidora pintada a la volada, con el pelo pintado, las tetas infladas y un trasero enorme, a el no el gusta eso, en cambio esa chica era perfecta, el se detiene y le hace una señal con la mano. Ella se acerca a el. — ¿quieres divertirte, amigo? —pregunta la joven prostituta. — si, eso mismo deseo, preciosa —le contesta Kevin — conozco un lugar, es cómodo, la pasaremos bien. — perfecto, ¿Cómo te llamas? — Sandra. — Kevin, — le da la mano —mucho gusto, Sandra, vamos a pasarla bien. La joven y linda prostituta lo mira extrañada. Se dirigen entonces a un hotel cerca del lugar, antes ella le hizo comprar unas cervezas. Kevin se registró y se dirigieron a la habitación. —Habitación 12 — menciona ella. — Así es, nos tocó la 12 — dice el abriendo la puerta del cuarto— ¿que es tu numero de la suerte o algo así? —pregunta. — no exactamente, es solo que… olvídalo. Ingresan. Ella se sienta sobre la cama. El se para a lado de la ventana. Deja las cervezas en una mueble, Estaban en un 3er piso. — ¿hay algo que te guste en particular? — creí que las sexo servidoras podían identificar esas cosas con solo ver a los parroquianos, ¿o es que aun no tienes esa habilidad? —pregunta. — bueno, no es que sea una habilidad como tal, mas que nada me fijo en la forma de vernos que algunos tienen, algunos nos miran los pechos, otros las nalgas, la boca, los pies, y bueno, calculamos que le puede gustar mas. — ¿que edad tienes? Te ves bastante joven, —se acerca a las cervezas, saca una. — tengo la edad que quieres que tenga. — ¿ah si? me pareces de unos 17, quizás sin ese maquillaje unos 16, Sandra. — al gusto del consumidor. — que cómodo, ¿no? — a la gran mayoría de hombres, sobretodo los mas grandes, prefieren que les diga eso, así alucinan que tengo 16, 15, algunas veces hasta 12, ¿creerás? Malditos enfermos. —lo miró y bajó la mirada. — no te avergüences no soy uno de esos, prefiero pensar que tienes 18, y de verdad espero sea así, aunque tu apariencia, delgada, pequeña, no me hace darme a la idea. — ¿entonces? —pregunta ella. — ¿entonces que? — por que me elegiste, habían mas sexo servidoras, la mayoría tiene mejores pechos, mejor trasero. — si, peo son feas, en cambio tu eres bonita, y no se, me atrajiste, tiene una mirada no se atractiva, mas que nada me atrajo eso. Es raro encontrar una prostituta, perdón, sexo servidora como tu, sobretodo en un lugar como ese. —llegue hace poco a esa zona, la verdad antes estaba en otra parte. — ya veo, ¿quieres una cerveza?— le pregunta. — si, dámela, me muero de ganas de tomar una. Se la da. — ¿y cuanto tiempo trabajando de esta manera?—pregunta. — veo que eres de los que es gusta hablar. —te voy a pagar por tu tiempo, asi que creo que si deseo hablar la hora o las 2 horas por las cuales te voy a tener, puedo hacerlo. — tienes razón, me disculpo, es que no es cosa común, peo suele pasar. — ¿clientes aburridos que solo quieren hablar y no quieren abalanzarse sobre ti y abrirte las piernas? Eso si es extraño. — créeme, resultamos a veces mas baratas que un psicólogo, y mas sexis, bueno, algunas de nosotras, modestia aparte. Kevin sonríe. — si quieres hablar no hay problema, solo no llores, ¿si? —jejeje… ¿en serio alguien se ha puesto a llorar? — si, déjame contarte como fue. — a ver. Sandra y Kevin se quedaron hablando un buen rato, el reía mientras ella le contaba algunas anécdotas de su trabajado de prostituta, el solo escuchaba y comentaba algunas veces. Después el le contaba cosas graciosas que le habían pasado en la universidad, poco a poco el tiempo fue pasando como sin darse cuenta y las cervezas acabandose. Suena el celular de Sandra. —discúlpame un momentito, voy a contestar. —le dice ella a Kevin Ella sale a contestar al pasillo. — hola, ¿que ocurre, rex? —pregunta. — una de las urracas me dijo que te fuiste con un cliente. — asi es, estoy con el ahora… estamos acabando un servicio. — que hay que lo que te pedí, han pasado meses desde tu ultimo trabajo, necesito un nuevo riñón para esta semana, ¿entiendes, perrita? ¿O acaso quieres que ponga en circulación el precioso traserito de Judith?, quizás ella traiga mas clientes que tu…. — No, no; te prometo que en esta semana te conseguiré uno, es solo que… —voltea y mira Kevin a través de la puerta que estaba seme abierta, el estaba bebiendo una cerveza tranquilamente, miraba su reloj. —… el chico con que me fui no bebe ni una gota de alcohol, es abstemio el muy idiota. —ya veo, necesito ese riño, y lo necesito ya, ¿comprendes, perra? — si, si… solo no lastimes a Judith. Corta y regresa al cuarto 12. — ¿quien era? ¿También haces deliverys? —sonríe, ella también — no, es muy riesgoso, es mas seguro en hoteles como este en donde nos conocen, ¿sabes? — ¿quien era entonces? — pregunta nuevamente. — era una amiga, quería saber como hacer un palo ruso, si… — valla, debe estar iniciándose recién, hasta yo se como es eso. —Mira su reloj— bueno, Sandra, fue un placer no sexual, pero algo parecido compartir una hora contigo. —se levanta de su asiento. —pero, me tengo que ir, me duele un poco la cabeza. — pensé que esas pastillas que tomaste eran para eso, ¿no te sirven? Te tomaste como 5 en esta hora. — si, lo que pasa es que… el alcohol bloquea los efectos, ahora solo quiero irme a descanzar. —saca su billetera. — toma, fue lo acordado, preciosa, y un poco mas. — Gracias, —recibe el dinero — vamos, también me voy por ahí. Fuera del hotel. — ¡taxi! —llama Kevin. —bueno, me voy, cuídate mucho, Kevin. — igualmente, Sandra, este es un trabajo complicado. —le dice sonriendo. — Lo es — dice sonriéndole. Un taxi se estación cerca. —bueno, suerte —dice Kevin dirigiéndose al taxi. — ¡espera! —le dice Sandra. Ella saca un papelito de su bolso y un lápiz de cejas, en el apunta algo y se lo da a Kevin. — ¿y esto? — pregunta el. — es mi numero de celular, ya sabes… por si… por si quieres un día de estos llamarme y pasar un rato hablando, no lo se… — pensé que no hacías deliverys —sonríe. Ella también. —no los hago, pero quiero que tengas mi numero, no suelo darlo a cualquiera, es mas eres el primer chico al que se lo doy. — ok, gracias entonces, te llamare. — por su puesto no te cobrare el tiempo. — valla, eso me alegra, —sonríe. —hasta pronto entonces. —hasta pronto, Kevin. Mientras el taxi se iba con Kevin en el, Sandra se quedó mirándolo irse. Al día siguiente en la universidad. Andrea trata de comunicarse desesperadamente con Kevin. Un amigo de ella se acerca, Andrés un estudiante que cursa con ella el mismo siclo de medicina junto a ella. — Andrea, estuve tratando de comunicarme contigo toda la noche, ¿Qué paso contigo? —le pregunta. — disculpa, Andrés, ¿Qué dijiste? —pregunta Andrea. — hoy debemos entregar un informe, estuve llamándote para que lo terminemos, pero no me contestabas, ahora no esta listo, por eso no me gusta hacer trabajos en grupo. —se sienta a su lado en el parque de la universidad.— ahora los 2 saldremos mal — perdóname, hablare con el profesor. —sabes que será inútil. — le pediremos mas tiempo, quizás acepte. —ella seguía escribiendo mensaje sde texto. — ¿que… que haces? —pregunta Andrés. — es que no he podido comunicarme con Kevin, no me constata y tampoco hoy vino a clases. — ah tu enamorado. — no estoy segura de eso ya. — ¿terminaron? — el terminó conmigo. — bueno, ¿y por que? Si puedo preguntar. —no me dijo, solo me dijo que no soy yo, es el. — cuantas veces le abre dicho eso a una chica, ya perdí la cuenta, y créeme no era yo… Ella lo mira con una expresión de tristeza. — es decir… si era yo… yo… bueno…. Discúlpame. —baja la cabeza. — o te apures, solo quiero que me explique el por que. — debe de haber habido una, seguro que si, pero no vas a dejar de lado los trabajos, debemos ir y tratar de terminar o avanzar algo, vamos a la biblioteca. —te alcanzo en un ratito, ¿si? — ok, pero no te tardes, no quiero que me pongan una mala nota… otra vez. Esa tarde Andrea al salir de la universidad se dirige al apartamento de Kevin, llega y toca la puerta, tratando de que este le responda, ella sabia que el estaba dentro, y así era, el estaba ahí, acostado en su cama, aun con la misma ropa de hace 3 días, si afeitarse, sin peinarse, con las pastillas al lado. — ¡ábreme, Kevin, se que estas ahí! —Gritaba Andrea— ¡tenemos que hablar! Necesito una explicación! Kevin solamente se quedaba ahí, en silencio, tratando de ignorar los gritos de Andrea, unos cuantos minutos después ella se fue, prometiendo que regresaría hasta que el le abra y le explique. — ¡regresare hasta que me abras, a si me tarde un año en lograrlo! — No tengo mas que un par de semanas mas… —dice en voz muy baja y cerrando los ojos. Mas tarde Kevin despierta de su sueño y se dirige al baño, se mira al espejo, se enjuaga la boca, se toca la cabeza, le dolía cada ves mas, sobretodo al despertar. Regresa a su cama y ve sobre la meza de noche su lista, recordó que tenia que tachar contratar una prostituta. Se dispone hacerlo, pero no lo hace, en ves de eso busca en su pantalón el pequeño papel en el cual Sandra había apuntado su numero, Kevin pensó en llamarla, ya que había pasado un rato agradable conversando con esa chica que no lo conocía y por lo tanto no tendría ninguna intensión aparte con el, pensó en llamarla y eso mismo hizo, la llamó y la citó en el mismo hotel. Ella asistió a la hora acordada, para ella era increíble en su posición que un hombre como Kevin, de buen porte,, alto, guapo la citara solo para hablar y beber algunas cervezas, sin la necesidad de terminar en una relación sexual. Kevin y Sandra comenzaron crear un vínculo de amistad, durante las siguientes semanas que se veían de 3 a 4 veces por semana, siempre para hablar, relajarse un rato, era una manera de escapar de las tensiones que tenia ella en ese trabajo, y era para Kevin una manera de distraerse y de no estar en su habitación lamentándose y esperando lo inevitable. — veo que te estas dejando la barba — le pregunta Sandra a Kevin, al ver que este tenia la barba ya crecida, habían pasado casi 2 semanas desde que se afeitó por ultima ves. El solo le respondía que quería cambiar un poco, incluso le había dicho que estaba haciendo dieta, para explicarle ese adelgazamiento que presentaba. Casi a l tercera semana consecutiva que se habían estado viendo ella le hizo una pregunta mientras estaban bebiendo unas cervezas y comiendo una pizza en el cuarto 12 del hotel al que ella solía llevar a sus clientes. — ¿tu, te drogas? —le preguntó con seriedad. — ¿que? —responde Kevin. — no te ofendas, ¿si? pero tienes una apariencia muy diferente a la que vi la pimera vez, es decir, no solo por la barba, si no por ese adelgazamiento tan grande, estas muy delgado y ojeroso, parece que no duermes, no lo se, aparte veo que tomas muchas pastillas… El sonríe. — no, no soy un drogadicto, Sandrita, no te preocupes, estas pastillas son para el dolor de cabeza. — siempre me dices eso, ¿que tienes? Sabes que puedes decirme todo. — ¿tu me dices todo a mi, preciosa? — le pregunta y bebe un poco de cerveza. — bueno, no todo, hay cosas que… son difíciles de decir. No me entenderías. — ¿por que crees que no te entendería? — le pregunta. — hay cosas difíciles de entender, creeme, es una parte de mi vida que detesto, y lamentablemente no puedo dejar. — intenta explicarme, te juro que te entenderé, no creo que sea nada tan feo como lo mio. — quieres decir que si hay algo. — si, —bebe— hagamos esto, Sandra, yo te cuento lo que me pasa, y tu me cuentas eso que no me haz dicho aun, ¿correcto? No creo que me ganes, preciosa. — no lo se, quizás no deba… — llevamos viéndonos casi 2 semanas seguidas, hemos hablado de todo, se que tienes una hermana que esta con unos familiares, se que eres prostituta y que quieres dejarlo algún día, cuando juntes lo suficiente, se que tienes 17 años y que jamás haz tenido novio, pero si mucho sexo, se que tus padres fallecieron en un accidente… ¿que as falta?, dímelo tu. — bueno, esta bien, pero prométeme que no dejaras de ser mi amigo. — ¿amigos? ¿Crees que somos amigos? — bueno… si. O algo así, ¿no? El sonríe y bebe. — somos almas gemelas, Sandra. Ambos estamos sufriendo por dentro, muriendo. ¿Sabes? —saca la lista de su bolsillo y se la da a Sandra. — ¿que es esto? —pregunta ella viendo la lista. — es la lista, la lista de cosas que tengo que hacer antes de morir. — ¿antes de morir? —lo mira. — tengo un tumor cerebral inoperable, en la parte trasera del cerebro, me esta matando, el dolor es a cada minuto mas insoportable, me estoy muriendo, Sandra. — santo dios. — si, si, no sientas lastima, ya siento yo suficiente lastima por mi, y eso es bastante ya que soportar. — pero… — mira la lista — al final dice… ¿dice que te mataras? — así es, no voy a dejar que el cáncer me convierta en una porquería, ¿sabes? Ya se me hace difícil incluso levantarme en las mañanas, incluso ya no puedo ver muy bien, ya no distingo ni las letras de ese cartel de la pared, ayer estornudé y estuve tirado en el suelo durante una hora, el dolor fue insoportable, la nariz me sangraba, santo dios, no le deseo eso a nadie, bueno, a los delincuentes sí. No sabes el miedo que me da estornudar ahora. — pero por que no sigues… — ¿un jodido tratamiento? Jajajaja… no, gracias. Seria en vano, mi abuelo murió de lo mismo, se comoe s el tratamiento, no quiro pasar por eso, prefir estar aquí contigo, hablar, me relaja, ¿sabes? — entonces la otra ves que te sangro la nariz, no era por una infección, era por… santo cielo. — justamente no querida decirte por que sabia que sentirías lastima. Sandra se abalanzó contra el y lo abrazó, ella comenzó a llorar, para Kevin fue extraño, pensaba que el debería llorar, no ella, el la abrazó también y le preguntó que por que lloraba. Ella le respondió que durante mucho tiempo no había conocido a alguien como el, alguien que no la deseara solo pro su cuerpo si no por quien es ella por su compañía, para pasar un rato hablando, y no quería que acabara, ya que el era su único amigo en el mundo. Kevin le dijo que hay cosas inevitables, que haga lo que haga ya es muy tarde, en una semana mas, el dolor será insoportable, las pastillas que habia comprado en el mercado negro se le estaba acabado y las dosis cada día tenia que aumentarlas, que no quería que ella estuviera triste, las ultimas veces que estarían juntos debían ser felices, no tristes. Pero para ella era imposible estar feliz, perdería a su único amigo, el único que no la miraba y tenia una erección pensando en sus senos o en como será su vagina, durante las semanas anteriores cada ves que llegaban al hotel, el cogía un mueble se sentaba cerca a la ventana, mirando a la cama, ella se sentaba en la cama y conversaban mientras comían una pizza, bueno, ella la comía, el rara ves tocaba comida. Ella había creado un fuerte vínculo de amistad y respeto. Amistad y respeto que ningún hombre le había dado jamás. — ahora dime tu, a ver que cosa dices que te atormenta y no puedes cambiar. Te prometo que no te juzgaré y pues si es tan feo solo te juzgaré una semana, que es lo que creo que duraré con vida — sonríe. Fin Franck palacios grimaldo. |
Escrito por: FranckPalaciosGrimaldo (2010-07-12)
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