Mi cáliz está rebosando de goce y placeres nuevos. Bebe de mi, ya sabes que yo me ofrezco.
Te invito a morir en mis brazos o a vivir para siempre en ellos.
Dos opciones a la mano para saciar tus deseos. Te doy a elegir a tu antojo, mientras me sigo meciendo.
Ofrezco para tus ansias el cuenco febril de mi sexo, derramando todo el elixir y el veneno, dulce y tibio, de mi cuerpo.