Mamá |
Viejita querida. Tu cuerpito envejece. Tu espíritu..., el mismo. Nos regalaste junto a Papá, que hace tiempo que nos mira desde arriba, una identidad de familia muy fuerte. Se nota cuando te internamos por unos días, una y otra vez, en la manera en que nos turnamos, y colaboramos para hacernos cargo. Ese es un hermoso regalo vuestro. Pues nos dieron el ejemplo... Hace un día no mas, me sorprendió verte entrar al negocio de mañana, de la mano de Jorge ( mi hermano). Qué tenías deseos de verme, decías… Yo, que me había hecho a la idea de que tus 86 añitos, no te permiten estas cosas… me alegré al verte llegar. Y hoy internada de nuevo…. Y cómo no conmoverme….? Si no te importan los achaques…. Amor de madre… Cómo no sentirse bendecido….? Deliberamos entre hermanos sobre cómo lograr un equilibrio entre tu buena salud…, y tus deseos de vivir la vida a pleno… Mañana iré a verte. Que no te acuerdas bien. Y luego de unos días, de vuelta a casa, lúcida… medio flojita… Y con el correr de los días… reclamarás espacio, y tu derecho de vivir. Querrás ir a la parroquia. Querrás levantarte de la mesa para ir a buscar la sal a la cocina…y a menos de que alguien te gane de mano, te veremos dar esos pasos medio a los tumbos... Reclamando tu derecho… Qué tu puedes… Y cómo no conmoverse, ante tantas ansias de Vida…? Viejita mía, Te quiero. Marcelo Arrizabalaga ( 19 de Junio del 2.010) |
Escrito por: Faluu (2010-06-22)
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